Murió el ex presidente Néstor Kirchner - Clarin.com
miércoles, 27 de octubre de 2010
Situación de pobreza e indigencia en los grandes centros urbanos de Argentina
Informe de prensa publicado por la Universidad Católica Argentina en el marco del Programa Observatorio de la Deuda Social Argentina. Abril de 2010.
http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo68/files/INFORME_PRENSA_POBREZA_-_UCA.pdf
http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo68/files/INFORME_PRENSA_POBREZA_-_UCA.pdf
sábado, 23 de octubre de 2010
Pincho de morcilla, membrillo y palta
Ingredientes: 1 rosca de morcilla, harina c/n, tomillo fresco, 1 taza de mijo pelado, 2 membrillos, 2 dientes de ajo, 1 chile seco, 1 taza de aceite de oliva, orégano fresco, 5 o 6 bayas de pimienta negra, 2 paltas maduras, 1 cebolla morada, 2 tomates redondos, ½ pimiento verde, ½ pimiento colorado, perejil fresco, jugo de 3 limones
Tostar levemente las semillas de mijo en una sartén. En una olla chica colocar aceite de oliva, los ajos pelados cortados en láminas, cuatro ramitas de orégano, las bayas de pimienta negra machacada y el chile sin semillas picado. Calentar en fuego mínimo durante 5 minutos. Apagar el fuego y dejar enfriar tapado. Pelar las paltas y cortar en trozos parejos. Reservar en un bol con agua y jugo de ½ limón. Cortar la cebolla, los tomates y los pimientos en cubos chicos. Colocar en un cuenco y condimentar con perejil fresco picado, sal, pimienta, el resto del jugo de limón y aceite de maíz. Lavar y secar los membrillos, retirar las semillas y cortar en rodajas de 1 cm. Pintar con el aceite saborizado y grillar de ambos lados en una plancha caliente hasta que las rodajas resulten tiernas. Salpimentar. Retirar la piel de la morcilla y cortar en rodajas del mismo espesor que los membrillos. Salpimentar, pasar rápidamente por harina y tomillo fresco picado y grillar de ambos lados a fuego fuerte. Rociar con aceite saborizado. Armar pinchos intercalando membrillos, morcilla y palta. Espolvorear con semillas tostadas y acompañar con salsa criolla.
Fuente: blogs.lanacion.com.ar/martiniano
Tostar levemente las semillas de mijo en una sartén. En una olla chica colocar aceite de oliva, los ajos pelados cortados en láminas, cuatro ramitas de orégano, las bayas de pimienta negra machacada y el chile sin semillas picado. Calentar en fuego mínimo durante 5 minutos. Apagar el fuego y dejar enfriar tapado. Pelar las paltas y cortar en trozos parejos. Reservar en un bol con agua y jugo de ½ limón. Cortar la cebolla, los tomates y los pimientos en cubos chicos. Colocar en un cuenco y condimentar con perejil fresco picado, sal, pimienta, el resto del jugo de limón y aceite de maíz. Lavar y secar los membrillos, retirar las semillas y cortar en rodajas de 1 cm. Pintar con el aceite saborizado y grillar de ambos lados en una plancha caliente hasta que las rodajas resulten tiernas. Salpimentar. Retirar la piel de la morcilla y cortar en rodajas del mismo espesor que los membrillos. Salpimentar, pasar rápidamente por harina y tomillo fresco picado y grillar de ambos lados a fuego fuerte. Rociar con aceite saborizado. Armar pinchos intercalando membrillos, morcilla y palta. Espolvorear con semillas tostadas y acompañar con salsa criolla.
Fuente: blogs.lanacion.com.ar/martiniano
Picada de choripán
Ingredientes: 6 chorizos de puro cerdo,150 g de panceta ahumada, 4 dientes de ajo, 1 pan de molde, 1 cucharada de manteca, 1 cebolla, 2 cebollas moradas, 2 cebollas de verdeo, 1 pimiento colorado, 2 berenjenas negras, salvia fresca, 200 cc de vino blanco, 500 cc de tomate en botella, 1 taza de caldo de carne
Disponer las rodajas de pan, frotar con ajo, rociar con aceite de oliva y espolvorear con sal gruesa y pimienta negra machacada. Colocar en una fuente y cocinar en el horno hasta dorar. En una olla profunda de hierro o de barro agregar una cucharada de manteca y una cucharada de aceite de oliva, incorporar los chorizos enteros y la panceta sin el cuero y cortada en tiritas. Cocinar a fuego bajo durante 25 minutos. Transcurrido ese tiempo retirar la materia grasa y agregar ajos pelados machacados, las cebollas común, morada y de verdeo en láminas, el pimiento en bastoncitos y las berenjenas en rodajas. Cocinar durante 15 minutos a fuego alto. Agregar salvia picada y vino blanco. Condimentar con sal y pimienta y cocinar hasta evaporar el alcohol. Agregar los tomates picados groseramente y el caldo de carne caliente, bajar el fuego a mínimo y cocinar hasta que la salsa se espese. Cortar el chorizo en láminas y servir con la salsa de tomates y vegetales sobre el pan asado. Espolvorear con hierbas frescas picadas.
Tips
Una opción saludable es precocinar los chorizos en agua caliente durante 20 minutos a fuego bajo para que eliminen su materia grasa.
Fuente: blogs.lanacion.com.ar/martiniano
Disponer las rodajas de pan, frotar con ajo, rociar con aceite de oliva y espolvorear con sal gruesa y pimienta negra machacada. Colocar en una fuente y cocinar en el horno hasta dorar. En una olla profunda de hierro o de barro agregar una cucharada de manteca y una cucharada de aceite de oliva, incorporar los chorizos enteros y la panceta sin el cuero y cortada en tiritas. Cocinar a fuego bajo durante 25 minutos. Transcurrido ese tiempo retirar la materia grasa y agregar ajos pelados machacados, las cebollas común, morada y de verdeo en láminas, el pimiento en bastoncitos y las berenjenas en rodajas. Cocinar durante 15 minutos a fuego alto. Agregar salvia picada y vino blanco. Condimentar con sal y pimienta y cocinar hasta evaporar el alcohol. Agregar los tomates picados groseramente y el caldo de carne caliente, bajar el fuego a mínimo y cocinar hasta que la salsa se espese. Cortar el chorizo en láminas y servir con la salsa de tomates y vegetales sobre el pan asado. Espolvorear con hierbas frescas picadas.
Tips
Una opción saludable es precocinar los chorizos en agua caliente durante 20 minutos a fuego bajo para que eliminen su materia grasa.
Fuente: blogs.lanacion.com.ar/martiniano
SECRETO CRIMINALE
AMOR, MAFIA Y VATICANO
Mediados de los años setenta, primeros ochenta. Italia era un polvorín. El laboratorio del mundo moderno. La vanguardia cultural y política. Plena Guerra Fría, los años de plomo. Palestinos e israelíes, la CIA y el KGB, las Brigadas Rojas y el terror negro. Los comunistas pactando con los democristianos. La mafia siciliana llenando las calles de heroína y cocaína. Pasolini asesinado en Ostia. Juan Pablo II preparando, con el Opus Dei, el inminente hundimiento del bloque soviético. Aldo Moro secuestrado. Aldo Moro asesinado. La matanza de la estación de Bolonia. Andreotti, El Divo, y su hipotético beso a Totó Riina, el capo sanguinario. Sordi y Gassman, Mastroianni, Fellini y Antonioni. Celentano y el arzobispo Paul Marcinkus, dando alegría a las finanzas de la Santa Sede. La quiebra del Banco Ambrosiano. El asesinato de Roberto Calvi (Londres, puente de los Frailes Negros). Y el de Michele Sindona, banquero de Cosa Nostra: un poco de veneno en el café.
Han pasado 30 años y casi todos aquellos oscuros misterios siguen siendo eso: misterios. Mejor dicho, secretos que no han sido develados. Delitos, muchas veces gravísimos, por los cuales los culpables jamás pagaron, ni pagarán. "Un país sin verdad", dijo Leonardo Sciascia. Un agujero negro, diríamos ahora.
De aquel agujero regresó hace cuatro años, de la forma más inesperada, a través de un programa de televisión -el "Quién sabe dónde" italiano-, una dama que cabalgó a fondo aquellos años locos y sangrientos. La dama se llamaba, y se llama, Sabrina Minardi.
Hoy tiene 50 años. Era una chica de familia humilde, nacida en el barrio romano de Trastevere. Mona, pero no guapísima, la belleza no le alcanzó para ser actriz. Pero le alcanzó de sobra para hacerse prostituta. De alto standing , lo que hoy se llamaría una escort .
Gracias a su oficio, Minardi conoció de cerca, muy de cerca, a muchos protagonistas de aquella época salvaje. Delinquió, observó, calló, tomó drogas a mansalva, ganó dinero a montones, lo dilapidó, enterró a sus amigos y desapareció.
Una historia de fábula
Su vida, como la de muchos jóvenes italianos de entonces, iba para fábula y acabó siendo un infierno. A los 19 años, casi adolescente, el 16 de junio de 1979, Minardi se casó con el delantero central del Lazio, Bruno Giordano, el emblema de aquel equipazo que pasó a los anales como el más cuchillero de la historia del fútbol. Fuera del campo, muchos de sus jugadores simpatizaban con los matones fascistas, varios llevaban pistola y/o navaja, las borracheras y las broncas eran frecuentes. Dentro del campo se comportaban igual: arrasaban lo que se les pusiera por delante. Por las buenas o por las malas.
La relación de Minardi con el patibulario capocannoniere , trasteverino como ella, de 23 años, ídolo de media Roma, duró poco. A los dos años nació Valentina, que hoy tiene 28 años. Pero enseguida Minardi se hartó de ver a Giordano posando con actrices de medio pelo en las revistas. Se separaron. Minardi ya no podría prescindir del riesgo, el lujo y el champán.
Pronto conoció al que sería su amante más fogoso, Enrico de Pedis, más conocido como Renatino. El tipo era uno de los tres jefes de la banda de la Magliana, la mafia que dominó Roma, sus palacios y su periferia durante casi una década. Una noche, Renatino vio a Minardi en un pianobar de Piazza Navona, y le mandó rosas y champán.
La banda de De Pedis fue en esos años autora y colaboradora de mil y un crímenes propios y ajenos. Algunos la conocerán por la novela Romanzo criminale , del juez y escritor Giancarlo de Cataldo, que luego ha sido también película y serie de televisión. Renatino era El Dandi, siempre impecable, limpio y muy beato; Sabrina Minardi era Patrizia en la ficción. Más que amor, fueron amigos y amantes durante 10 años.
Ahora, tras pasar 25 años escondida de la justicia (fue arrestada por ayudar a huir a Renatino), Minardi ha reaparecido y ha decidido cantar. Contar sus secretos. Pero no todos, según advierte la periodista Raffaella Notariale en la introducción al fascinante libro de memorias Secreto criminal, la verdadera historia de la banda de la Magliana , recién publicado por la editorial romana Newton Compton y firmado a medias por ambas mujeres. Notariale fue quien rescató a Minardi del anonimato en 2006: "Le hice aquella entrevista en televisión, después dejé de verla, y de repente me llamó otra vez en octubre de 2009. Me dijo que quería seguir hablando".
Como meretriz, por sus muslos legendarios pasaron ministros, obispos, cardenales, futbolistas, mafiosos, millonarios, policías, espías, terroristas. Minardi, como De Pedis, toreaba en todo tipo de plazas. Por ejemplo, en San Pedro. Calvi, presidente de la Banca Ambrosiana, perdió la cabeza por ella.
Y el arzobispo Marcinkus no se quedó atrás. En la página 114 del libro, Minardi asegura que se acostó varias veces con el banquero de Dios: "No sé qué le habrían contado de mí, quizá que era alegre y mona con la gente generosa. En fin, el caso es que él quería estar conmigo". Incitada por la reportera, Minardi va tirando de la memoria: "No sabes cuántas chicas le llevaba al arzobispo".
Algunos medios italianos han afirmado que Minardi rompió su silencio porque necesita dinero; y que colabora con la justicia para aminorar sus problemas penales. La periodista Notariale explica que a ella no le pidió nunca un euro, y añade que Minardi está enferma, tiene un brazo casi inútil a causa de un accidente automovilístico, fue drogadicta (lleva años tomando psicofármacos, y la condena le fue conmutada por seis meses de rehabilitación) y está tratando de "ponerse en paz consigo misma y con su pasado".
Minardi lleva meses colaborando activamente con la justicia y se ha convertido en el gran testigo de cargo de la Fiscalía de Roma. Su contribución parece fundamental sobre todo para aclarar uno de aquellos grandes misterios sin resolver, quizá el más oscuro de todos: la desaparición de Emanuela Orlandi, una joven ciudadana vaticana, hija de un funcionario eclesial, que desapareció para siempre el 22 de junio de 1983, cuando tenía 15 años.
El caso estimuló durante este tiempo la imaginación de decenas de periodistas, jueces y policías. Alí Agca, el turco que atentó contra el Papa, aseguró que sabe dónde está. Pero solo Minardi parece haber dado pistas fiables. Gracias a su declaración, ya hay tres personas investigadas por el secuestro. Por primera vez en 30 años. Los tres son viejos amigos de De Pedis.
Según contó Minardi a los fiscales, el jefe de los Testaccini, es decir, Renatino, cabeza del ala más peligrosa y misteriosa de la banda de la Magliana, tuvo mucho que ver con el secuestro de Orlandi. Durante años se pensó que el gran secreto se escondía en la increíble tumba de Renatino, ubicada en la cripta de la basílica de Sant´Apollinare , iglesia gestionada por el Opus Dei desde 1992, a dos pasos de Piazza Navona, justo donde desapareció Emanuela Orlandi.
Cuando los fieles protestaron al vicario por haber dado sepultura en tan sacro lugar a semejante delincuente, fue nada menos que Giulio Andreotti quien salió en defensa del párroco: "Quizá De Pedis no ha sido un benefactor para la humanidad, pero desde luego ha sido un gran benefactor para Sant´Apollinare ", dijo el senador vitalicio, que hoy tiene 93 años.
Según Notariale, Minardi aclaró a los fiscales que el holding criminal de la Magliana tenía relación con la Mafia, la Camorra, la masonería, los servicios secretos, políticos como Andreotti, empresarios, banqueros y altos prelados.
Según una declaración de Minardi, entre 1982 y 1984, a pesar de estar huido de la justicia, Renatino cenó más de una vez en casa de Andreotti, cosa que éste desmintió (aunque no suele hacerlo porque dice que desmentir es dar una noticia dos veces).
Ante la Fiscalía y ante la periodista que la ha entrevistado, Sabrina Minardi ha declarado que la banda ingresaba su dinero en el Instituto para las Obras de Religión (IOR) a través de la Banca Ambrosiana, que entonces presidía Roberto Calvi. Ese dinero fresco y negro servía, entre otras cosas, para que Juan Pablo II financiara al sindicato Solidarnosc, de Lech Walesa, con la idea de abrir brecha en el bloque soviético, siempre según Minardi.
"Recuerdo que Renato una vez llegó a casa con una bolsa de Vuitton llena de dinero", cuenta Minardi en el libro. "Hicimos los paquetes, contamos mil millones de liras y al día siguiente se lo llevamos a Marcinkus".
Según su reconstrucción, De Pedis estaba indignado con la Santa Sede porque el presidente del IOR se negaba a devolver a las mafias el dinero que había ido ingresando. Minardi cuenta que el gánster tenía una relación de gran confianza con el cardenal Ugo Poletti, presidente de la Conferencia Episcopal italiana; pero que esa relación no le sirvió para recuperar la inversión. De modo que buscó una forma de chantajear al Vaticano. El procedimiento fue secuestrar a Emanuela Orlandi: "La secuestraron y la llevaron a la casa de mis padres en Torvaianica, cerca de Roma. Renato me dijo que el apartamento le servía para una noche, que era una emergencia, pero al final la tuvo allí un par de semanas. Renato y Sergio (su chofer) me la subieron en el coche", prosigue. La chica secuestrada "estaba trastornada, confusa, lloraba, reía. Le habían cortado el pelo de una forma obscena. Me dijo: ´Me llamo Emanuela´".
Un día, Renatino llegó a comer al restaurante Pippo l´Abruzzese; iba con Sergio, el chofer, y llevaban dos sacos, continúa. "Fuimos a una obra, y yo me quedé en el coche. ´Así hacemos desaparecer todas las pruebas´, dijeron". En uno de los sacos, sostiene la mujer, estaba el cuerpo de Orlandi, y en el otro, "el de un niño de 11 años al que mataron por vendetta: era Domenico Nicitra, hijo de otro miembro de la banda".
Según Minardi, la operación tenía un motivo: presionar al Vaticano para que devolviera a la mafia el dinero ingresado en el IOR a través del Ambrosiano. El nombre de Marcinkus quedó unido para siempre a la logia secreta Propaganda Due (P2) y a los escándalos financieros de la época, como el crash del Ambrosiano. Monseñor mantenía sólidas relaciones con personajes como Michele Sindona, el banquero de la Mafia, y el maestro de la P2 Licio Gelli. "Renatino veía bien a la masonería. Y conocía a Gelli", sostiene Sabrina Minardi. "Formaba parte de la lista secreta, de aquella que nunca se encontró. Siempre decía que ser masón te abría mil caminos nuevos, no solo por el dinero, sino porque el que pertenecía a ella nunca acababa siendo un desgraciado".
"Muy probablemente -escribe Notariale- Renatino intervino en la negociación abierta entre las cúpulas del Vaticano y la Cosa Nostra para restituir el dinero que la mafia había entregado al Ambrosiano a través de Calvi." Un favor hubo, "eso es seguro", concluye. "Si no, no se explica un tratamiento como el que le dieron al enterrarlo en Sant´Apollinare"´. Según la periodista, la decisión la tomó el jefe de los obispos italianos: su Eminencia Ugo Poletti.
"No vuelvas con dinero"
Pero volvamos a los tiempos felices de la pareja Minardi-Renatino: "Me hacía mil regalos, maletas de Louis Vuitton llenas de billetes de 100.000 liras, y me decía: ´Gástalo todo; si vuelves a casa con dinero, no te abro la puerta´".
La pasión duró dos años; Minardi pensaba que Renatino era lo que le había dicho, el dueño de un supermercado. Verdad en parte: había invertido los beneficios del tráfico de drogas en diversos negocios. Leyendo el periódico, Minardi se enteró de que era un mandamás de la temida Magliana. Empezó a atar cabos y le entró el pánico. En esos dos años de coca y peligro había visto muchas cosas, demasiadas. "Un día, unos sicarios intentaron raptar a mi hija, Valentina, y Renatino me dijo: ´Si te olvidas de todo lo que has visto, no le pasará nada´".
De Pedis se abrazaba y besaba con Pippo Calò, notorio mafioso siciliano y referente de Cosa Nostra en Roma; frecuentaba al faccendiere Flavio Carboni (hoy en la cárcel por conspiración masónica a favor de Berlusconi), despachaba con monseñor Marcinkus y con Calvi, y mandaba sobre magistrados que siempre conseguían su absolución... En realidad, Renatino se las daba de empresario, pero había sido un criminal desde la juventud. Profético, el delantero Giordano, que luego jugaría con Maradona en el Nápoles, advirtió a Minardi que nunca dejara a De Pedis tener en brazos a su hija: "Si un día hay tiros, la matarán a ella también. Al fin y al cabo, todos los capos terminan igual, con la boca sobre la acera".
En efecto, siete sicarios acribillaron a Renatino a balazos en la Via del Pellegrino, cerca de Campo dei Fiori, el 2 de febrero de 1990. Tenía 36 años. Ese día, Sabrina Minardi estaba con él, de compras por el barrio. Oyó los disparos desde una mercería. Luego, el bandido fue enterrado en el cementerio de Verano y más tarde trasladado en secreto a la basílica vaticana. Hace un mes, la Santa Sede ofreció a los fiscales la posibilidad de abrir la tumba. De momento, estos han desoído la invitación.
© EDICIONES EL PAIS, SL
Fuente: LaNación.com
Mediados de los años setenta, primeros ochenta. Italia era un polvorín. El laboratorio del mundo moderno. La vanguardia cultural y política. Plena Guerra Fría, los años de plomo. Palestinos e israelíes, la CIA y el KGB, las Brigadas Rojas y el terror negro. Los comunistas pactando con los democristianos. La mafia siciliana llenando las calles de heroína y cocaína. Pasolini asesinado en Ostia. Juan Pablo II preparando, con el Opus Dei, el inminente hundimiento del bloque soviético. Aldo Moro secuestrado. Aldo Moro asesinado. La matanza de la estación de Bolonia. Andreotti, El Divo, y su hipotético beso a Totó Riina, el capo sanguinario. Sordi y Gassman, Mastroianni, Fellini y Antonioni. Celentano y el arzobispo Paul Marcinkus, dando alegría a las finanzas de la Santa Sede. La quiebra del Banco Ambrosiano. El asesinato de Roberto Calvi (Londres, puente de los Frailes Negros). Y el de Michele Sindona, banquero de Cosa Nostra: un poco de veneno en el café.
Han pasado 30 años y casi todos aquellos oscuros misterios siguen siendo eso: misterios. Mejor dicho, secretos que no han sido develados. Delitos, muchas veces gravísimos, por los cuales los culpables jamás pagaron, ni pagarán. "Un país sin verdad", dijo Leonardo Sciascia. Un agujero negro, diríamos ahora.
De aquel agujero regresó hace cuatro años, de la forma más inesperada, a través de un programa de televisión -el "Quién sabe dónde" italiano-, una dama que cabalgó a fondo aquellos años locos y sangrientos. La dama se llamaba, y se llama, Sabrina Minardi.
Hoy tiene 50 años. Era una chica de familia humilde, nacida en el barrio romano de Trastevere. Mona, pero no guapísima, la belleza no le alcanzó para ser actriz. Pero le alcanzó de sobra para hacerse prostituta. De alto standing , lo que hoy se llamaría una escort .
Gracias a su oficio, Minardi conoció de cerca, muy de cerca, a muchos protagonistas de aquella época salvaje. Delinquió, observó, calló, tomó drogas a mansalva, ganó dinero a montones, lo dilapidó, enterró a sus amigos y desapareció.
Una historia de fábula
Su vida, como la de muchos jóvenes italianos de entonces, iba para fábula y acabó siendo un infierno. A los 19 años, casi adolescente, el 16 de junio de 1979, Minardi se casó con el delantero central del Lazio, Bruno Giordano, el emblema de aquel equipazo que pasó a los anales como el más cuchillero de la historia del fútbol. Fuera del campo, muchos de sus jugadores simpatizaban con los matones fascistas, varios llevaban pistola y/o navaja, las borracheras y las broncas eran frecuentes. Dentro del campo se comportaban igual: arrasaban lo que se les pusiera por delante. Por las buenas o por las malas.
La relación de Minardi con el patibulario capocannoniere , trasteverino como ella, de 23 años, ídolo de media Roma, duró poco. A los dos años nació Valentina, que hoy tiene 28 años. Pero enseguida Minardi se hartó de ver a Giordano posando con actrices de medio pelo en las revistas. Se separaron. Minardi ya no podría prescindir del riesgo, el lujo y el champán.
Pronto conoció al que sería su amante más fogoso, Enrico de Pedis, más conocido como Renatino. El tipo era uno de los tres jefes de la banda de la Magliana, la mafia que dominó Roma, sus palacios y su periferia durante casi una década. Una noche, Renatino vio a Minardi en un pianobar de Piazza Navona, y le mandó rosas y champán.
La banda de De Pedis fue en esos años autora y colaboradora de mil y un crímenes propios y ajenos. Algunos la conocerán por la novela Romanzo criminale , del juez y escritor Giancarlo de Cataldo, que luego ha sido también película y serie de televisión. Renatino era El Dandi, siempre impecable, limpio y muy beato; Sabrina Minardi era Patrizia en la ficción. Más que amor, fueron amigos y amantes durante 10 años.
Ahora, tras pasar 25 años escondida de la justicia (fue arrestada por ayudar a huir a Renatino), Minardi ha reaparecido y ha decidido cantar. Contar sus secretos. Pero no todos, según advierte la periodista Raffaella Notariale en la introducción al fascinante libro de memorias Secreto criminal, la verdadera historia de la banda de la Magliana , recién publicado por la editorial romana Newton Compton y firmado a medias por ambas mujeres. Notariale fue quien rescató a Minardi del anonimato en 2006: "Le hice aquella entrevista en televisión, después dejé de verla, y de repente me llamó otra vez en octubre de 2009. Me dijo que quería seguir hablando".
Como meretriz, por sus muslos legendarios pasaron ministros, obispos, cardenales, futbolistas, mafiosos, millonarios, policías, espías, terroristas. Minardi, como De Pedis, toreaba en todo tipo de plazas. Por ejemplo, en San Pedro. Calvi, presidente de la Banca Ambrosiana, perdió la cabeza por ella.
Y el arzobispo Marcinkus no se quedó atrás. En la página 114 del libro, Minardi asegura que se acostó varias veces con el banquero de Dios: "No sé qué le habrían contado de mí, quizá que era alegre y mona con la gente generosa. En fin, el caso es que él quería estar conmigo". Incitada por la reportera, Minardi va tirando de la memoria: "No sabes cuántas chicas le llevaba al arzobispo".
Algunos medios italianos han afirmado que Minardi rompió su silencio porque necesita dinero; y que colabora con la justicia para aminorar sus problemas penales. La periodista Notariale explica que a ella no le pidió nunca un euro, y añade que Minardi está enferma, tiene un brazo casi inútil a causa de un accidente automovilístico, fue drogadicta (lleva años tomando psicofármacos, y la condena le fue conmutada por seis meses de rehabilitación) y está tratando de "ponerse en paz consigo misma y con su pasado".
Minardi lleva meses colaborando activamente con la justicia y se ha convertido en el gran testigo de cargo de la Fiscalía de Roma. Su contribución parece fundamental sobre todo para aclarar uno de aquellos grandes misterios sin resolver, quizá el más oscuro de todos: la desaparición de Emanuela Orlandi, una joven ciudadana vaticana, hija de un funcionario eclesial, que desapareció para siempre el 22 de junio de 1983, cuando tenía 15 años.
El caso estimuló durante este tiempo la imaginación de decenas de periodistas, jueces y policías. Alí Agca, el turco que atentó contra el Papa, aseguró que sabe dónde está. Pero solo Minardi parece haber dado pistas fiables. Gracias a su declaración, ya hay tres personas investigadas por el secuestro. Por primera vez en 30 años. Los tres son viejos amigos de De Pedis.
Según contó Minardi a los fiscales, el jefe de los Testaccini, es decir, Renatino, cabeza del ala más peligrosa y misteriosa de la banda de la Magliana, tuvo mucho que ver con el secuestro de Orlandi. Durante años se pensó que el gran secreto se escondía en la increíble tumba de Renatino, ubicada en la cripta de la basílica de Sant´Apollinare , iglesia gestionada por el Opus Dei desde 1992, a dos pasos de Piazza Navona, justo donde desapareció Emanuela Orlandi.
Cuando los fieles protestaron al vicario por haber dado sepultura en tan sacro lugar a semejante delincuente, fue nada menos que Giulio Andreotti quien salió en defensa del párroco: "Quizá De Pedis no ha sido un benefactor para la humanidad, pero desde luego ha sido un gran benefactor para Sant´Apollinare ", dijo el senador vitalicio, que hoy tiene 93 años.
Según Notariale, Minardi aclaró a los fiscales que el holding criminal de la Magliana tenía relación con la Mafia, la Camorra, la masonería, los servicios secretos, políticos como Andreotti, empresarios, banqueros y altos prelados.
Según una declaración de Minardi, entre 1982 y 1984, a pesar de estar huido de la justicia, Renatino cenó más de una vez en casa de Andreotti, cosa que éste desmintió (aunque no suele hacerlo porque dice que desmentir es dar una noticia dos veces).
Ante la Fiscalía y ante la periodista que la ha entrevistado, Sabrina Minardi ha declarado que la banda ingresaba su dinero en el Instituto para las Obras de Religión (IOR) a través de la Banca Ambrosiana, que entonces presidía Roberto Calvi. Ese dinero fresco y negro servía, entre otras cosas, para que Juan Pablo II financiara al sindicato Solidarnosc, de Lech Walesa, con la idea de abrir brecha en el bloque soviético, siempre según Minardi.
"Recuerdo que Renato una vez llegó a casa con una bolsa de Vuitton llena de dinero", cuenta Minardi en el libro. "Hicimos los paquetes, contamos mil millones de liras y al día siguiente se lo llevamos a Marcinkus".
Según su reconstrucción, De Pedis estaba indignado con la Santa Sede porque el presidente del IOR se negaba a devolver a las mafias el dinero que había ido ingresando. Minardi cuenta que el gánster tenía una relación de gran confianza con el cardenal Ugo Poletti, presidente de la Conferencia Episcopal italiana; pero que esa relación no le sirvió para recuperar la inversión. De modo que buscó una forma de chantajear al Vaticano. El procedimiento fue secuestrar a Emanuela Orlandi: "La secuestraron y la llevaron a la casa de mis padres en Torvaianica, cerca de Roma. Renato me dijo que el apartamento le servía para una noche, que era una emergencia, pero al final la tuvo allí un par de semanas. Renato y Sergio (su chofer) me la subieron en el coche", prosigue. La chica secuestrada "estaba trastornada, confusa, lloraba, reía. Le habían cortado el pelo de una forma obscena. Me dijo: ´Me llamo Emanuela´".
Un día, Renatino llegó a comer al restaurante Pippo l´Abruzzese; iba con Sergio, el chofer, y llevaban dos sacos, continúa. "Fuimos a una obra, y yo me quedé en el coche. ´Así hacemos desaparecer todas las pruebas´, dijeron". En uno de los sacos, sostiene la mujer, estaba el cuerpo de Orlandi, y en el otro, "el de un niño de 11 años al que mataron por vendetta: era Domenico Nicitra, hijo de otro miembro de la banda".
Según Minardi, la operación tenía un motivo: presionar al Vaticano para que devolviera a la mafia el dinero ingresado en el IOR a través del Ambrosiano. El nombre de Marcinkus quedó unido para siempre a la logia secreta Propaganda Due (P2) y a los escándalos financieros de la época, como el crash del Ambrosiano. Monseñor mantenía sólidas relaciones con personajes como Michele Sindona, el banquero de la Mafia, y el maestro de la P2 Licio Gelli. "Renatino veía bien a la masonería. Y conocía a Gelli", sostiene Sabrina Minardi. "Formaba parte de la lista secreta, de aquella que nunca se encontró. Siempre decía que ser masón te abría mil caminos nuevos, no solo por el dinero, sino porque el que pertenecía a ella nunca acababa siendo un desgraciado".
"Muy probablemente -escribe Notariale- Renatino intervino en la negociación abierta entre las cúpulas del Vaticano y la Cosa Nostra para restituir el dinero que la mafia había entregado al Ambrosiano a través de Calvi." Un favor hubo, "eso es seguro", concluye. "Si no, no se explica un tratamiento como el que le dieron al enterrarlo en Sant´Apollinare"´. Según la periodista, la decisión la tomó el jefe de los obispos italianos: su Eminencia Ugo Poletti.
"No vuelvas con dinero"
Pero volvamos a los tiempos felices de la pareja Minardi-Renatino: "Me hacía mil regalos, maletas de Louis Vuitton llenas de billetes de 100.000 liras, y me decía: ´Gástalo todo; si vuelves a casa con dinero, no te abro la puerta´".
La pasión duró dos años; Minardi pensaba que Renatino era lo que le había dicho, el dueño de un supermercado. Verdad en parte: había invertido los beneficios del tráfico de drogas en diversos negocios. Leyendo el periódico, Minardi se enteró de que era un mandamás de la temida Magliana. Empezó a atar cabos y le entró el pánico. En esos dos años de coca y peligro había visto muchas cosas, demasiadas. "Un día, unos sicarios intentaron raptar a mi hija, Valentina, y Renatino me dijo: ´Si te olvidas de todo lo que has visto, no le pasará nada´".
De Pedis se abrazaba y besaba con Pippo Calò, notorio mafioso siciliano y referente de Cosa Nostra en Roma; frecuentaba al faccendiere Flavio Carboni (hoy en la cárcel por conspiración masónica a favor de Berlusconi), despachaba con monseñor Marcinkus y con Calvi, y mandaba sobre magistrados que siempre conseguían su absolución... En realidad, Renatino se las daba de empresario, pero había sido un criminal desde la juventud. Profético, el delantero Giordano, que luego jugaría con Maradona en el Nápoles, advirtió a Minardi que nunca dejara a De Pedis tener en brazos a su hija: "Si un día hay tiros, la matarán a ella también. Al fin y al cabo, todos los capos terminan igual, con la boca sobre la acera".
En efecto, siete sicarios acribillaron a Renatino a balazos en la Via del Pellegrino, cerca de Campo dei Fiori, el 2 de febrero de 1990. Tenía 36 años. Ese día, Sabrina Minardi estaba con él, de compras por el barrio. Oyó los disparos desde una mercería. Luego, el bandido fue enterrado en el cementerio de Verano y más tarde trasladado en secreto a la basílica vaticana. Hace un mes, la Santa Sede ofreció a los fiscales la posibilidad de abrir la tumba. De momento, estos han desoído la invitación.
© EDICIONES EL PAIS, SL
Fuente: LaNación.com
jueves, 21 de octubre de 2010
PLANTAS QUE ATRAEN A LAS AVES
Existen muchas plantas que resultan atractivas para las aves. Entre las más representativas y de mejores resultados, encontramos las siguientes:
• Las salvias son siempre visitadas por los picaflores. Estas coloridas e intrigantes aves, exclusivas del continente americano, disfrutan enormemente del alimento que contienen las flores de este género. Además de atraer picaflores, son muy floríferas para decorar los canteros.
• El crataegus, arbusto de tamaño mediano a grande, muy utilizado en cercos, atrae con sus coloridos frutos al Zorzal Común (Turdus rufiventris) y a la Calandria Grande (Mimus saturninus), entre tantos otros.
• El espinillo o aromito suele alojar a la Tacuarita Azul (Polioptila dumicola) y al Piojito Común (Serpophaga subcristata), quienes además de recorrer incansablemente sus ramas en busca de pequeños insectos, suelen también utilizarlas para nidificar.
• Las cortaderas atraen pájaros por el alimento que proveen sus semillas, así como también por ser perfectos atalayas desde los cuales las aves efectúan sus cantos y vigilan su territorio. Algunas aves que visitan estas plantas son: el Jilguero Dorado (Sicalis flaveola), el Chingolo Común (Zonotrichia capensis) y el Cabecitanegra Común (Carduelis magellanica).
• Las trepadoras o enredaderas atraen pequeñas aves insectívoras, como la Ratona Común (Troglodytes aedon) que busca insectos entre sus hojas. Y en caso de tener flores tubulares, preferentemente de colores en la gama de los azules o violetas, pueden atraer también picaflores.
ANIDAR EN NUESTRO JARDÍN
Si contamos con un jardín tranquilo y con las plantas adecuadas, varias especies pueden anidar allí. Esto nos permitirá ver el proceso completo de la crianza. Aves tales como el Picaflor Común (Chlorostilbon aureoventris) disfruta de anidar en enredaderas colgantes o en ramas secas de arbustos bajos como la abelia. La Ratona Común (Troglodytes aedeon) busca pequeños huecos cerca de las casas; para esta especie podemos también colocar cajas nido. Tener las aves insectívoras –como la Tacuarita Azul, el Piojito Común y el Picabuey– en nuestros jardines funciona como un efectivo control natural de insectos.
Fuente: http://www.revistajardin.com.ar/nota.asp?nota_id=1284941
• Las salvias son siempre visitadas por los picaflores. Estas coloridas e intrigantes aves, exclusivas del continente americano, disfrutan enormemente del alimento que contienen las flores de este género. Además de atraer picaflores, son muy floríferas para decorar los canteros.
• El crataegus, arbusto de tamaño mediano a grande, muy utilizado en cercos, atrae con sus coloridos frutos al Zorzal Común (Turdus rufiventris) y a la Calandria Grande (Mimus saturninus), entre tantos otros.
• El espinillo o aromito suele alojar a la Tacuarita Azul (Polioptila dumicola) y al Piojito Común (Serpophaga subcristata), quienes además de recorrer incansablemente sus ramas en busca de pequeños insectos, suelen también utilizarlas para nidificar.
• Las cortaderas atraen pájaros por el alimento que proveen sus semillas, así como también por ser perfectos atalayas desde los cuales las aves efectúan sus cantos y vigilan su territorio. Algunas aves que visitan estas plantas son: el Jilguero Dorado (Sicalis flaveola), el Chingolo Común (Zonotrichia capensis) y el Cabecitanegra Común (Carduelis magellanica).
• Las trepadoras o enredaderas atraen pequeñas aves insectívoras, como la Ratona Común (Troglodytes aedon) que busca insectos entre sus hojas. Y en caso de tener flores tubulares, preferentemente de colores en la gama de los azules o violetas, pueden atraer también picaflores.
ANIDAR EN NUESTRO JARDÍN
Si contamos con un jardín tranquilo y con las plantas adecuadas, varias especies pueden anidar allí. Esto nos permitirá ver el proceso completo de la crianza. Aves tales como el Picaflor Común (Chlorostilbon aureoventris) disfruta de anidar en enredaderas colgantes o en ramas secas de arbustos bajos como la abelia. La Ratona Común (Troglodytes aedeon) busca pequeños huecos cerca de las casas; para esta especie podemos también colocar cajas nido. Tener las aves insectívoras –como la Tacuarita Azul, el Piojito Común y el Picabuey– en nuestros jardines funciona como un efectivo control natural de insectos.
Fuente: http://www.revistajardin.com.ar/nota.asp?nota_id=1284941
Flores silvestres: jardines de belleza natural
Las plantas silvestres del campo no son todas nativas, hay muchas especies exóticas que crecen espontáneamente, se han naturalizado. Algunas se "asilvestraron" como las azules achicorias, otras siempre fueron malezas y vinieron , por ejemplo, entreveradas en tierra o semillas. Los cardos, casi un ícono de la pampa, están desde hace siglos, desde que llegaron de Europa con la conquista española.
En Buenos Aires hay una valiosa flora de origen autóctono para cuidar y valorar. Por nombrar sólo herbáceas podemos mencionar la Verbena bonariensis, casi inhallable en nuestros jardines. Las petunias dieron origen a la miríada de híbridos que hoy se cultivan en todo el mundo. También están las glandularias, la margarita punzó (Glandularia peruviana), la margarita morada (G. dissecta), la blanca (G. platensis), y otras que originaron lo que se conoce hortícolamente –y para confusión- como verbenas y verbenas híbridas.
Un capítulo aparte son las bulbosas. Los Ipehion con sus estrellitas de blanco a celeste en la primavera, los Sisyrinchium azulinos, la magia de la Herbertia lahue que aparece sobre la tierra con la rapidez de los hongos, la Cypella herbertii de flores amarillas y trémulas y, en el verano, la sorpresa roja y rosa de las rhodophialas.
En esa época también tienen su momento espléndido las varas de oro (Solidago chilensis), adoradas por los bichitos de luz que se alimentan de su polen, y las cortaderas imponentes con un gran despliegue de variabilidad, algunas con penachos blanquísimos y otras con tintes pardos o lilas.
Algunas especies naturalizadas.
Las exóticas naturalizadas son plantas rústicas que suelen desplazar a las plantas nativas. Muchas de ellas tienen el aspecto adecuado para jardines de estilo natural y son fáciles de reproducir.
Briza maxima y minima; Iris pseudoacorus (iris amarillo); Brassica rapa (nabiza); Borago officinalis (borraja; Centaurium umbelatum; Cicorium intybus (achicoria); Cirsium vulgare (cardo negro); Cynara cardunculus (cardo de castilla); Dipsacus sativus (carda); Duchesnea indica (frutilla silvestre); Echium plantagineum (flor morada); Galega officinalis; Leucanthemum vulgare (margarita); Matricaria recutita (manzanilla); Melilotus albus (trébol de olor, meliloto); Mentha spp. (menta); Silybum marianum (cardo asnal); Taraxacum officinalis (diente de león); Trifolium pratense (trébol rojo); Trifolium repens (trébol blanco); Verbascum virgatum (polillera); Verbascum thapsus (gordolobo).
Algunas especies autóctonas.
Hay una gran cantidad de herbáceas autóctonas que crecen en la pampa. Guardar bajo cultivo en el jardín estos pequeños tesoros es un aporte para su conservación.
Asclepias mellodora; Canna glauca; Centaurea jacea; Cortaderia selloana (cortadera); Cypella herbertii; Dicliptera tweediana (canario rojo); Eryngium eburneum (falso caraguatá); Eryngium ebracteatum; Glandularia spp. (verbena); Habranthus tubispathus; Habranthus gracilifolius; Heliotropium amplexicaule; Herbertia lahue; Ipheion uniflorum; Nierembergia linariefolia; Oenothera affinis; Oxalis spp.; Oxypetalum solanoides; Rhodophiala bifidum; Sisyrinchium platense; Thalia multiflora; Verbena bonariensis; Verbena intermedia; Vernonia spp.
Fuente: http://www.revistajardin.com.ar/nota.asp?nota_id=1092006
En Buenos Aires hay una valiosa flora de origen autóctono para cuidar y valorar. Por nombrar sólo herbáceas podemos mencionar la Verbena bonariensis, casi inhallable en nuestros jardines. Las petunias dieron origen a la miríada de híbridos que hoy se cultivan en todo el mundo. También están las glandularias, la margarita punzó (Glandularia peruviana), la margarita morada (G. dissecta), la blanca (G. platensis), y otras que originaron lo que se conoce hortícolamente –y para confusión- como verbenas y verbenas híbridas.
Un capítulo aparte son las bulbosas. Los Ipehion con sus estrellitas de blanco a celeste en la primavera, los Sisyrinchium azulinos, la magia de la Herbertia lahue que aparece sobre la tierra con la rapidez de los hongos, la Cypella herbertii de flores amarillas y trémulas y, en el verano, la sorpresa roja y rosa de las rhodophialas.
En esa época también tienen su momento espléndido las varas de oro (Solidago chilensis), adoradas por los bichitos de luz que se alimentan de su polen, y las cortaderas imponentes con un gran despliegue de variabilidad, algunas con penachos blanquísimos y otras con tintes pardos o lilas.
Algunas especies naturalizadas.
Las exóticas naturalizadas son plantas rústicas que suelen desplazar a las plantas nativas. Muchas de ellas tienen el aspecto adecuado para jardines de estilo natural y son fáciles de reproducir.
Briza maxima y minima; Iris pseudoacorus (iris amarillo); Brassica rapa (nabiza); Borago officinalis (borraja; Centaurium umbelatum; Cicorium intybus (achicoria); Cirsium vulgare (cardo negro); Cynara cardunculus (cardo de castilla); Dipsacus sativus (carda); Duchesnea indica (frutilla silvestre); Echium plantagineum (flor morada); Galega officinalis; Leucanthemum vulgare (margarita); Matricaria recutita (manzanilla); Melilotus albus (trébol de olor, meliloto); Mentha spp. (menta); Silybum marianum (cardo asnal); Taraxacum officinalis (diente de león); Trifolium pratense (trébol rojo); Trifolium repens (trébol blanco); Verbascum virgatum (polillera); Verbascum thapsus (gordolobo).
Algunas especies autóctonas.
Hay una gran cantidad de herbáceas autóctonas que crecen en la pampa. Guardar bajo cultivo en el jardín estos pequeños tesoros es un aporte para su conservación.
Asclepias mellodora; Canna glauca; Centaurea jacea; Cortaderia selloana (cortadera); Cypella herbertii; Dicliptera tweediana (canario rojo); Eryngium eburneum (falso caraguatá); Eryngium ebracteatum; Glandularia spp. (verbena); Habranthus tubispathus; Habranthus gracilifolius; Heliotropium amplexicaule; Herbertia lahue; Ipheion uniflorum; Nierembergia linariefolia; Oenothera affinis; Oxalis spp.; Oxypetalum solanoides; Rhodophiala bifidum; Sisyrinchium platense; Thalia multiflora; Verbena bonariensis; Verbena intermedia; Vernonia spp.
Fuente: http://www.revistajardin.com.ar/nota.asp?nota_id=1092006
REVALORIZAR LAS PLANTAS NATIVAS
Ideas prácticas para embellecer tu jardín con plantas nativas
A gran escala: Cortaderas y cannas forman, algunas veces, una asociación en terrenos húmedos que puede repetirse en el jardín. Se puede unir para dar un interés primaveral al Senecio bonariensis, una planta con la ingenuidad de la margaritas pero de tamaño deliciosamente desmesurado.
Pequeños tesoros: Las bulbosas ameritan un rincón que se encenderá con sus flores según la época. Ocupan poco lugar e incluso pueden cuidarse en un conjunto de macetas.
Un hallazgo: La Nicotiana longiflora (flor de sapo) puesta en cultivo puede ser una planta encantadora para disfrutar de noche en el jardín. Tienen una floración muy larga, desde la primavera hasta principios del otoño y, con los años, forma una gran masa de florcitas blancas y suavemente perfumadas que abren al atardecer. Hay que plantarlas semiocultas para que no se note su aspecto desprolijo durante el día.
Elegir el color: El azul en la Verbena bonariensis, el amarillo en la vara de oro (Solidago chilensis) y el rojo en el coral del campo (Dicliptera tweediana). Todas florecen en verano y crecen bien en terreno rico y algo húmedo.
Fuente: http://www.revistajardin.com.ar/nota.asp?nota_id=1094234
A gran escala: Cortaderas y cannas forman, algunas veces, una asociación en terrenos húmedos que puede repetirse en el jardín. Se puede unir para dar un interés primaveral al Senecio bonariensis, una planta con la ingenuidad de la margaritas pero de tamaño deliciosamente desmesurado.
Pequeños tesoros: Las bulbosas ameritan un rincón que se encenderá con sus flores según la época. Ocupan poco lugar e incluso pueden cuidarse en un conjunto de macetas.
Un hallazgo: La Nicotiana longiflora (flor de sapo) puesta en cultivo puede ser una planta encantadora para disfrutar de noche en el jardín. Tienen una floración muy larga, desde la primavera hasta principios del otoño y, con los años, forma una gran masa de florcitas blancas y suavemente perfumadas que abren al atardecer. Hay que plantarlas semiocultas para que no se note su aspecto desprolijo durante el día.
Elegir el color: El azul en la Verbena bonariensis, el amarillo en la vara de oro (Solidago chilensis) y el rojo en el coral del campo (Dicliptera tweediana). Todas florecen en verano y crecen bien en terreno rico y algo húmedo.
Fuente: http://www.revistajardin.com.ar/nota.asp?nota_id=1094234
miércoles, 6 de octubre de 2010
El Vaticano criticó la elección del Nobel de Medicina
El presidente de la Pontificia Academia para la Vida se mostró "perplejo" de que se hubiese decidido otorgar el galardón al científico Robert Edwards, "padre" del primer bebé probeta. La consideró responsable de que haya "congeladores llenos de embriones"
El Vaticano criticó la concesión del premio Nobel de Medicina al británico Robert G. Edwards por sus investigaciones sobre la fecundación in vitro al expresar su "perplejidad" el presidente de la Pontificia Academia para la Vida, el español Ignacio Carrasco de Paula.
"¿Perplejidad? Mucha. Sin Edwards no existiría el mercado de los ovocitos. Sin Edwards no habría congeladores llenos de embriones a la espera de ser transferidos a un útero, o más probablemente para ser utilizados para la investigación, o bien para morir abandonados y olvidados por todos", manifestó Carrasco de Paula, en declaraciones remitidas a Efe.
Carrasco, que precisó que en sus declaraciones habla a título personal, agregó que él habría votado a otros candidatos como "Mc Cullock y Till, descubridores de las células estaminales, o bien a (Shinya) Yamanaka, el primero en crear células madre inducidas (IPS)".
"De todos modos la elección de Edwards no me parece completamente fuera de lugar. Por un lado, entra en la lógica perseguida por el Comité que asigna el Nobel, por el otro el científico británico no es un personaje que pueda ser infravalorado", agregó Carrasco.
Asimismo, comentó que Edwards "inauguró un nuevo e importante capítulo en el campo de la reproducción humana, cuyos resultados están a la vista de todos".
Sin embargo, Carrasco señaló que "Edwards inauguró una casa, pero abrió la puerta equivocada desde el momento en el que se centró en la fecundación ´in vitro´ y consintió de forma implícita el recurrir a donaciones y ´compra-ventas´ que implican a seres humanos".
"No modificó mínimamente ni el cuadro patológico ni el cuadro epidemiológico de la infertilidad", comentó.
Edwards (Inglaterra, 1925), "padre" del primer bebé probeta, la británica Louise Brown (1978), comenzó sus investigaciones sobre la fecundación "in vitro" a mediados de la década de 1950, planteando la posibilidad de extraer un óvulo, fecundarlo con esperma en un laboratorio y volver a introducirlo posteriormente en el cuerpo de la mujer.
El ganador de la presente edición del Nobel de Medicina logró que el 25 de julio de 1978 naciese el primer niño fruto de una fecundación "in vitro".
Fuente: EFE
El Vaticano criticó la concesión del premio Nobel de Medicina al británico Robert G. Edwards por sus investigaciones sobre la fecundación in vitro al expresar su "perplejidad" el presidente de la Pontificia Academia para la Vida, el español Ignacio Carrasco de Paula.
"¿Perplejidad? Mucha. Sin Edwards no existiría el mercado de los ovocitos. Sin Edwards no habría congeladores llenos de embriones a la espera de ser transferidos a un útero, o más probablemente para ser utilizados para la investigación, o bien para morir abandonados y olvidados por todos", manifestó Carrasco de Paula, en declaraciones remitidas a Efe.
Carrasco, que precisó que en sus declaraciones habla a título personal, agregó que él habría votado a otros candidatos como "Mc Cullock y Till, descubridores de las células estaminales, o bien a (Shinya) Yamanaka, el primero en crear células madre inducidas (IPS)".
"De todos modos la elección de Edwards no me parece completamente fuera de lugar. Por un lado, entra en la lógica perseguida por el Comité que asigna el Nobel, por el otro el científico británico no es un personaje que pueda ser infravalorado", agregó Carrasco.
Asimismo, comentó que Edwards "inauguró un nuevo e importante capítulo en el campo de la reproducción humana, cuyos resultados están a la vista de todos".
Sin embargo, Carrasco señaló que "Edwards inauguró una casa, pero abrió la puerta equivocada desde el momento en el que se centró en la fecundación ´in vitro´ y consintió de forma implícita el recurrir a donaciones y ´compra-ventas´ que implican a seres humanos".
"No modificó mínimamente ni el cuadro patológico ni el cuadro epidemiológico de la infertilidad", comentó.
Edwards (Inglaterra, 1925), "padre" del primer bebé probeta, la británica Louise Brown (1978), comenzó sus investigaciones sobre la fecundación "in vitro" a mediados de la década de 1950, planteando la posibilidad de extraer un óvulo, fecundarlo con esperma en un laboratorio y volver a introducirlo posteriormente en el cuerpo de la mujer.
El ganador de la presente edición del Nobel de Medicina logró que el 25 de julio de 1978 naciese el primer niño fruto de una fecundación "in vitro".
Fuente: EFE
Los límites a los hijos
Dos opiniones que me parecieron muy interesantes con respecto a la relación actual entre padres e hijos. Fueron extraídas de la nota publicada en la Revista Viva del 3 de octubre de 2010 sobre la educación de los hijos.
"Los padres, hoy en día, tienen un temor inmenso a tener poder. Se lo ve como algo arbitrario, dictatorial. El poder de los padres se licúa y la mirada cambia de eje: antes eran los padres los dictadores, ahora son los hijos. Pero no hemos salido del paradigma dictatorial. La autoridad es lo que permite que los chicos crezcan. Sin límites, sin un criterio que regule sus impulsos, los chicos quedan librados a su propia suerte sin poder sobre sí mismos, inmersos en la tiranía de sus impulsos, a merced de un mercado cruel e insaciable que se abalanza sobre ellos." Miguel Espeche, psicólogo, coordinador general del Programa de Salud Mental Barrial del Hospital Pirovano y autor del libro Criar sin miedo.
"Desde siempre los niños han copiado inconscientemente a sus padres. Sólo que antes se copiaba una jerarquía. Hoy se ubican en una relación de paridad con los adultos. Los copian tal como lo harían con un par. Un niño que se siente por dentro como un adulto, que no ha internalizado la difencia entre un grande y un chico, quiere hacer lo que quiere con más fuerza y convicción. Confía tanto o más en sí mismo que en los adultos y no logra internalizar a los padres como figuras de contención y protección. Si quien me habla es igual a mí ¿de qué sirve su consejo? Los adultos tienen que ayudar a los hijos a recuperar su lugar de hijos en el plano emocional." Claudia Messing, psicóloga, socióloga y autora del libro Simetría entre padres e hijos.
"Los padres, hoy en día, tienen un temor inmenso a tener poder. Se lo ve como algo arbitrario, dictatorial. El poder de los padres se licúa y la mirada cambia de eje: antes eran los padres los dictadores, ahora son los hijos. Pero no hemos salido del paradigma dictatorial. La autoridad es lo que permite que los chicos crezcan. Sin límites, sin un criterio que regule sus impulsos, los chicos quedan librados a su propia suerte sin poder sobre sí mismos, inmersos en la tiranía de sus impulsos, a merced de un mercado cruel e insaciable que se abalanza sobre ellos." Miguel Espeche, psicólogo, coordinador general del Programa de Salud Mental Barrial del Hospital Pirovano y autor del libro Criar sin miedo.
"Desde siempre los niños han copiado inconscientemente a sus padres. Sólo que antes se copiaba una jerarquía. Hoy se ubican en una relación de paridad con los adultos. Los copian tal como lo harían con un par. Un niño que se siente por dentro como un adulto, que no ha internalizado la difencia entre un grande y un chico, quiere hacer lo que quiere con más fuerza y convicción. Confía tanto o más en sí mismo que en los adultos y no logra internalizar a los padres como figuras de contención y protección. Si quien me habla es igual a mí ¿de qué sirve su consejo? Los adultos tienen que ayudar a los hijos a recuperar su lugar de hijos en el plano emocional." Claudia Messing, psicóloga, socióloga y autora del libro Simetría entre padres e hijos.
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